miércoles, diciembre 27, 2006

Réquiem para la Concertación
Tiempo atrás escribí en La Segunda una columna en la que apelo al resurgimiento del concepto de centro, como un refugio de aquellos que se bajan del barco de la Concertación. Lo sostengo, aunque creo conveniente aclarar que no me refiero exactamente al "centro" como se entiende tradicionalmente, sino un centro metafórico: el centro es un significante político vacío, y se ha llenado últimamente de "la pulcritud de lo técnico", "la honestidad del conocimiento".
En resumidas cuentas, el retorno al centro actualmente es como un refugio antibombas para protegerse del descalabro de la Concertación.
Seamos sinceros: la Concertación se ha transformado en una agencia de empleos. Puede usarse la justificación que se quiera, pero eso no legitimará nunca la amigocracia -que es una realidad- y el crecimiento de personalidades políticas al amparo del padrinazgo de algún cacique. No es sólo en el gobierno, sino también en las innumerables instituciones ligadas a los partidos -académicas y empresariales-.
Estoy de acuerdo con Schaulsohn: el reordenamiento del mapa político no ha de esperar. Es más, muy probablemente este mapa se reordenará en torno a un centro político fuerte, donde la DC -desplazada en los dos últimos gobiernos y sin candidatos a la presidencia- va a buscar a otros socios.
Sin embargo, el problema no es el mapa, sino aquellos que aparecen en él. Pueden cambiar las asociaciones, pero si no cambian las personas, las prácticas permanecerán iguales.

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