viernes, abril 27, 2007

El retorno al centro
Desde hace tiempo he venido predicando en relación con la necesidad estratégica de ganar el centro, como eje sobre el cual girará la política nacional en los próximos años.
En La Voz de Galicia apareció, recientemente, un breve análisis en relación en este tema, aplicado a la realidad francesa, donde se está ad portas de un balotage.
Yo quisiera compartir este artículo que escribí algunos meses atrás y que apareció en La Segunda, pero como el link ya feneció, lo adjunto acá.

"Las connotaciones con que se carga el concepto de “centro político” lo convierten en un polo de identificación atractivo y tremendamente cómodo para cualquiera. Su comodidad estriba en que ser de “centro” es, a estas alturas, un significante político que no se relaciona claramente con ningún significado, lo que lo convierte con facilidad en la representación de lo “correcto”, lo moderado, lo ponderado y alejado de los extremos. En resumidas cuentas, lo “sabio”.
Sin duda, un concepto desdibujado por discursos políticos compartidos, trasvasijables, en un contexto en que se han diluido las razones históricas de alianzas políticas tradicionales. Con esto me refiero no sólo a las razones históricas ligadas al pasado (la serie de sucesos que conforman la memoria política de un sector o una coalición), sino también las que dicen relación con el proyecto histórico, con el tipo de sociedad que se quiere construir. Un ejemplo actual de esto es una coalición gobernante que sufre de amenazas permanentes de sus integrantes que condicionan su membresía de manera cada vez más frecuente, revelando que la historia que los unía se disolvió y que su proyecto de futuro no tiene cuerpo, lo que se ve reflejado en una unión de voluntad puramente administrativa en base a “medidas”.
En un escenario de disgregación de los bloques políticos, se tiende a volver al centro como refugio, buscando una identificación que permita navegar (más bien “surfear”) con tranquilidad en el mar de las incertidumbres del contexto, permitiendo –a través del recurso constante a los eufemismos- evadir los compromisos deontológicos firmes, es decir, aquellos que ligan nuestras acciones y decisiones con principios y valores, para cambiarlos por compromisos teleológicos o utilitarios.
Se vuelve al centro como si fuera una suerte de retorno a los orígenes, como si se sintiera que el centro congrega la esencia de la nación, el espíritu de la patria. Se retorna al argumento del centro para alejarse del escándalo, como una atalaya desde la que se mira un combate. De esta manera, el olvido se constituye en parte esencial del “centro”, pues en su constitución está el dejar atrás aquellos extremos hacia los que el centro se inclinó, como el eje de oscilación de un péndulo. El centro no es neutro, pero se limpia de su contacto con los extremos a través de lo técnico, lo que fortalece la tradición teleológica o estratégica.
Así, entonces, ser de centro es ser no-político, es tener el dominio del saber-hacer social, es tener un conocimiento por encima de pretensiones históricas, que permite lograr la consecución de los objetivos. Es una estocada limpia, quirúrgica, a las ideologías, que representan los extremos. Las decisiones de centro se toman científicamente, técnicamente, con evidencias, o se dejan de tomar ante la falta de ellas. Esto convierte la alternativa de retornar el centro en una posibilidad de asepsia y desinfección en circunstancias de conflicto y de denuncias de corrupción que salpican al sistema político en su totalidad.
En consecuencia, las condiciones actuales alientan una migración masiva hacia el centro político. Ya se ven conflictos entre personeros y agrupaciones por ser legitimados en esa posición a través de internacionales partidarias o de emblemáticos personajes mundiales. Es más que una moda: es una cuestión de supervivencia, frente a las crecientes tendencias antisistémicas y abúlicas de los ciudadanos-consumidores.
El retorno al centro será un reordenamiento severo en el mapa político nacional. Será como la silla musical, donde aquellos que queden sentados en el centro tendrán una posición privilegiada en las próximas elecciones presidenciales".

1 comentario:

kurotashio dijo...

El centro, lo que aún no quiere ver realmente la DC para desligarse de la Concertación, que bien desgastada está, sin olvidar que ya terminó su periodo al fallecer el ex General Augusto Pinochet, y que hoy sólo tiene el respaldo de escuchar a las personas e intentar hacer las cosas bien, pero viendo las caidas que han tenido sin dudas que tambalea hace rato la estabilidad de los partidos de Gobierno, pues si bien en las encuestas podemos ver a un "sólido" Sebastián Piñera, no quiere decir que la Alianza esté en un piso firme para gobernar, y en el caso de la "Concerta", incluso algunos PPD y PS están desencantados al ver todos los problemas que han sido desencadenados (No olvidar el caso Shaulsohn - Flores con Chile Primero y el intento de un grupo más "Centro").

Al parecer todo es cosa de tiempo, y los líderes naturales aparecen según conveniencia de Fundación Futuro, Mori o Adimark.

Todo es parte del marketing político.

kurotashiO!