miércoles, marzo 19, 2008

El Poder de la Ausencia
El ex presidente Ricardo Lagos y el actual secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, se ubicaron de una manera comunicacionalmente inteligente en la carrera presidencial al enviar cada uno una carta para ser leída en la apertura del Congreso del Partido Socialista.
La acción es estratégicamente interesante pues logra instalarlos como personajes relevantes en su círculo partidario sin necesitar de su presencia para hacerlo.
La carta, como medio de comunicación, adquiere una carga simbólica relevante y permite varias ventajas a los emisores. En primer lugar, da cuenta de un emisor que parece estar en una posición de perspectiva mayor a cualquiera de los asistentes. Tiene una connotación de “fuerza mayor”, de no estar presentes porque se encuentran en una situación obligatoria mucho más importante que la contingencia, pero que, no obstante no ceja su preocupación por lo que ha de ocurrir en esa discusión de “lo cotidiano”, no se han olvidado de estos temas.
No manifiestan el motivo de la ausencia con arrogancia, sino que se deja como un sobrentendido sublime.En segundo lugar, dejan entrever una visión amplia de la realidad: uno, dedica la misiva a hacer un gran balance con tintes de resumen histórico. El otro, formula un llamado a no hacer definiciones electorales, como si lo electoral fuera algo más pequeño, de una importancia relativa menor a las grandes cosas, a los grandes temas y acontecimientos ante los cuales la mayoría somos sólo espectadores y ellos, actores protagónicos.
La significación de la carta es, por lo tanto, de un acercamiento reflexivo. Se dieron el tiempo de pensar, no fue un simple mensaje como podría serlo –usando las tecnologías de la información- un video o una teleconferencia. Tiene el impacto de la preocupación a la distancia, esa que desvela.
Adicionalmente, la carta es un medio de comunicación que, ante la ausencia, no deja lugar a respuestas u oposiciones. Si el emisor no está presente, las reglas de buena conducta o caballerosidad dificultan, si no impiden, la crítica, y evitan la exposición innecesaria. Por lo mismo, deja abierto un espacio mayor de interés para cuando el emisor retorne y se acerque físicamente. Sin duda motivará preguntas para cuando vuelva y, previamente, la acción de la prensa buscando opiniones ante el tenor de los mensajes.
Así, las cartas –como manifestación de la ausencia- tienen un enorme poder de iniciar ciclos comunicacionales centrados en sus emisores. En este caso, han sido usadas con inteligencia.

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