viernes, abril 18, 2008

Pensar en el público, no en el mensaje

Para aquellos preocupados de no herir susceptibilidades cuando elaboran un mensaje en un proceso comunicacional de carácter conativo (vale decir, un mensaje que es una orden, es imperativo, de acuerdo al modelo de Funciones Comunicativas de Jakobson), para aquellos que no quieren ser groseros... les recomiendo pensar en el público objetivo real y no en su ideal de comunicador cortés y educado.
Fíjense en esta noticia que salió en el diario sobre un caso real en la comuna de Laguna Verde, en la Quinta Región, y en cuya denotación deja de manifiesto la intencionalidad del hablante, mucho más que si lo hiciera, digamos, de la manera "normal":

"Carteles con improperios fueron más efectivos que clásicos anuncios de multas para los infractores
Garabatos corretearon a los turistas cochinos de Laguna Verde
La mugre quedó en los basureros y no en las calles, cuentan los vecinos. "La ley del terror suele funcionar en todos lados", dice un publicista.
Tan apestados estaban los vecinos de Laguna Verde con los turistas cochinos que este verano probaron una última estrategia antes de rendirse. A garabatos, pintados en poco diplomáticos letreros, consiguieron que el camino de acceso a la playa de la Quinta Región y los bosques terminaran con los desperdicios dentro de los basureros y no tirados en la calles como en otros insalubres veranos.
"No botar basura chanchos culiao, los tengo identificados" y "Basta de botar basura incultos de mierda... basura = hanta", fueron los dos carteles más potentes de la campaña, que lograron convencer a los visitantes más sucios de que los contenedores eran para usarse. Ninguno hacia alusión a la clásica frase "Multa 3 UTM" con que las autoridades juran que asustan a los infractores.
"Nadie sabe quién los puso", dice Leonardo Amador, presidente de la junta de vecinos 137 de Laguna Verde, "pero resultaron muy efectivos porque los turistas se sintieron tocados".
Cada verano, la población del balneario crece de 2.500 a 6.000 personas en promedio. El camión recolector pasa dos veces por semana, pero los turistas dejaban tiradas las bolsas a los pies de los árboles o en algún rincón oscuro, al alcance de los perros.
"Era mucha la basura. En los veranos anteriores la tiraban en las quebradas y en las calles", asegura el dirigente.
La junta de vecinos fue la primera en intentar con la interpelación directa a los visitantes, con un aviso instalado en diciembre a la entrada de la villa que dice: "¡Sr. Turista! mi pueblo era limpio hasta que llegaste tú". Pero los letreros anónimos, aparecidos en enero, hicieron que ese mensaje se viera como reprimenda de abuelita.
"Los carteles funcionaron más que el que aviso que dice que hay una multa", reconoce Jacobo Ahumada, delegado de la municipalidad de Valparaíso para Laguna Verde. No los quiere juzgar, pero advierte que la preocupación de la gente no es sólo por la hediondez, sino que también por el virus hanta.

Recuadro :
"Yo me fumé a tu hermana", Rafael Gumucio
Carteles con chuchadas lograron parar a los turistas cochinos en Laguna Verde. Su autor fue más realista que cualquier redactor de los centenares de avisos con prohibiciones en Chile: en vez de invocar leyes o decretos, les puso sangre, vísceras y escupos.
No me cabe duda de que si en las cajetillas de cigarros, en vez de esos horribles dientes o el viejo con el hoyo en el cuello, el Ministerio de Salud pusiera "El que fuma es maricón" o "Yo me fumé a tu hermana", muchos adolescentes dejarían de fumar. O si un alcalde pusiera en grandes letras: "Me voy a cagar al que pille rayando", muchos muralistas botarían sus latas de pintura. Perfectamente se podría atacar la obesidad si cada cajita feliz digiera: "Soy un guatón mamón".
Es dable esperar un Código Penal que deje en claro que "los tarados que roban se van a ir en cana y se los van violar todos los cabros" o un reglamento del tránsito en que se especifique bien qué penas hay para el imbécil que no señaliza antes de doblar o se estaciona en segunda fila.
Estamos acostumbrados a reaccionar ante un garabato bien pronunciado, en especial si nos hablan golpeado. El efecto es inmediato. No nos detenemos a pensar si quien nos habla es un ordinario. Parece la mejor forma de hacernos entender que nos están hablando en serio."
Diario Las Últimas Noticias- 18/03/2008

2 comentarios:

Ma®ía Pastora dijo...

Como siempre, es un gusto leerte... gran aporte el que has posteado. Sin duda, ser cortés es muy importante, pero también lo es saber dirigirse apropiadamente al destinatario del mensaje.

Como decía un profesor que me hizo clases años atrás: si las groserías existen son por algo, y hay ocasiones en que son ireemplazables.

¡Un abrazo y felicitaciones por el relanzamiento de tu blog! :)

Unknown dijo...

ah no profe sin duda el mejor cartel de la basura es el que dijo ese de la playa que decia puras cosas incultas jajajaja !
saludos ;)






veronica Ubilla