domingo, junio 13, 2010

3 meses

Hace tres meses se fue. En realidad un poco más... el tiempo es tan relativo cuando se sufre. A mí me ha parecido una eternidad. Han pasado tantas, tantas cosas desde entonces... entonces.
En tres meses he tenido que aprender a vivir de nuevo. He vivido de nuevo. Literalmente, renací.
Aprendí a asumir nuevas cargas, y a saber hasta dónde llegar solo, porque el cuero ya no da. Aprendí que puedo ser papá y mamá, pero que también soy humano y no puedo pretender ser perfecto.
Aprendí que puedo volver a amar, y a hacer que mi pasado ayude a amar mejor.
Aprendí que puedo dar espacio a mi familia y a mi trabajo, pero que debo también darme espacios para mí, para reconstruir el significado de vivir.
Aprendí que puedo dirigir las penas y alegrías. Que puedo apoyar, pero que necesito ser apoyado.
Aprendí que puedo volver a mirar las estrellas, a comer en un restaurant, a bailar... a hacer lo mismo que hacía con ella, pero con nuevo significado. Y que puedo hacer muchas cosas nuevas también, con nuevo signficado.
Aprendí que la vida sigue y que... cresta... igual es linda... porque hay amor.
Aprendí que soy joven, aunque me haya convencido por años de lo contrario... que estoy lleno de energía y que puedo levantar al mundo.
En tres meses ha cambiado todo. Todo. Muchos me dicen que es muy poco tiempo, y me dan lecciones de vivir el duelo. No saben. No saben que fue un viaje por el infierno y que me niego a seguir en el suelo. No saben que me empeño en embestir a los molinos y, cuando se me acaban, me busco otros a los que derribar. No saben que ya lloré lágrimas negras para toda la vida y no necesito más.
Lección para todos: en tres meses puede cambiar una vida. Y supongo que en los que vienen el cambio seguirá.

No hay comentarios.: