lunes, agosto 02, 2010

Bitácora del viudo

A cinco meses desde que todo cambió, la vida ha corrido rápido. Como si el mundo hubiera girado a la velocidad de la luz y yo me hubiera quedado fuera. Para todos, ha sido un instante. Para mí, una eternidad. Ha sido como tratar de nadar con los brazos amarrados. Te hundes. Al rato es posible que encuentres un tronco del que agarrarte con el cuello y con los dientes. Y flotas de nuevo, sigues con tu nuevo apoyo la corriente por un rato, mientras consigues mantenerte afirmado. Pero te sueltas, porque el agua está muy fría o porque te jala con fuerza. Y te vuelves a hundir.
No tiene que ver con vivir depresivo. Uno tiende a funcionar en el día a día. Las colaciones, cocinar, trabajar, pagar las cuentas. abrazar, besar y preocuparse por los tres hijos, cada uno con sus propias preocupaciones y duelos. Sonreír, vivir. No tiene que ver con ser depresivo ni vivir aislado, ni de dejar de sostener con amor el mundo que uno se ha echado encima.
Tampoco tiene que ver con echar de menos a la mujer que amé. No es como antes. No es su ausencia en sí misma, ni los recuerdos, que siempre están presentes. En parte es la soledad, la falta de esa compañía con quien compartir lo que pasa en tu vida. También en parte es el aprendizaje de los últimos 19 años y de los errores cometidos, que pudieron hacer infeliz mi vida y su vida.
Entender eso ahora no me llena de culpas. Fui lo que fui y no puedo cambiar aquello.Me compele no repetirlo la próxima vez que haya una compañera. No será como ella... será distinta. Tendrá sus propias pasiones, sus gustos.
Lección 1 para aprender a amar: dejar ser. Amar a alguien es apreciarla con todo lo que es, no a pesar de ello.Amar no es querer a alguien porque me hace sentir bien, sino porque entiendo que su sola presencia hace el mundo más bello y le da sentido.Por muchas necesidades que uno tenga, amar es entrega total por la felicidad de la pareja, aunque no se tenga certeza de que vaya a ser tuya. Aunque su calidad de compañera sea efímera. Aunque su naturaleza sea partir. Aunque su llegada sea eterna, interminable. Quiero amar así. La segunda oportunidad que me dé la vida no la desperdiciaré, porque lo que queda es poco y quiero ser feliz. Y no puede haber verdadera felicidad sin hacer feliz a la mujer que se ama.
Han pasado cinco meses y entiendo eso. Quiero eso.

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